Es inaudito que tanto PP como PSOE se irroguen ser la imagen de lo que es España, como si los españoles no fueran mucho más que lo que representan ellos ideológicamente como PPSOE.
Que no asocien su propia división interna, por Carmen Chacón, la fractura política, al camino o al destino de España.
El problema de la independencia de Cataluña no es real, es artificial, una creación de los políticos que encuentran en ésto serias divergencias entre su origen y la deriva que han tomado -principalmente el PSOE y PSC- y que es un camino que no es, ni mucho menos, el de la mayoría de catalanes.
Si muchos catalanes desean ahora la independencia es como un justo castigo, precisamente, a la nefasta gestión económica de los partidos de corte estatal, fallos que son bien aprovechados por los partidos nacionalistas. Pero de ahí a deducir que realmente se quiera una independencia real hay mucha diferencia, pues una gran mayoría de catalanes únicamente desea paz social, seguridad jurídica y prosperidad económica formando parte, de manera natural, como están en este momento de España.
En Baleares los partidos nacionalistas y socialistas son minoritarios, no pueden influir en Cataluña. Lo mismo le pasaría al PSC, que sería minoritario porque quienes una vez le dieron su confianza lo hicieron por lo que significaba el PSOE a nivel nacional.
Cuando el PSOE nacional ha fracasado el PSC quiere distanciarse para mejorar sus resultados electorales en Cataluña, lo cual a la vista de cómo se manejan estos intereses no beneficia a nadie de ese partido, aquejado como está de la misma falta de regeneración interna que tiene en estos momentos el edificio democrático de España por culpa de su terrible gestión, en la que priman los intereses partidistas antes que los de los propios españoles.
Carmen Chacón lo tiene muy difícil, entre otras cosas porque quiere representar a quienes están dispuestos a transitar ese camino separatista pero a sabiendas de que no se llevará a término realmente, es decir, sacar provecho electoral para el PSC a través de las divergencias con su propio partido nacional. Exprimir el limón que es lo que toca ahora, vigente como está el tema por la extralimitación de los nacionalistas en sus pretensiones.
Le cuesta mantener a Carmen Chacón la coherencia, porque ella misma ha formado parte de la estructura nacional de su partido, de ahí las ambigüedades y el abstencionismo con el que se maneja. En definitiva, tanto Carmen Chacón en Cataluña como Aina Calvo aquí en Baleares han querido utilizar la vertiente nacionalista de sus respectivos partidos nacionales instalando en la más clara confusión a los electores que tradicionalmente habían venido teniendo una idea de un PSOE de corte estatal, el de los tiempos de Felipe González y que ahora, precisamente por estas prácticas electoralistas ya no existe con el riesgo que conllevan, además, estos juegos electorales.
El PSOE ha confundido estar cerca del pueblo y lo que el pueblo quiere con querer ser más nacionalista que los propios nacionalistas en ocasiones para ganar votos, lo cual le pasará una factura electoral que pagarán durante muchas elecciones ya que son ellos mismos, junto con el PP, quienes han participado de este juego cuando así les ha interesado y ahora no tienen legitimidad para reconducir esta situación a la estabilidad política, a la gobernabilidad de España a la que decía entonces que contribuía Jordi Pujol.
Cuando los partidos políticos se distancian de su origen, transitando caminos que no son para lo que fueron constituídos pierden su autenticidad y la credibilidad ante el pueblo al que han gobernado.
Cuando los partidos políticos se distancian de su origen, transitando caminos que no son para lo que fueron constituídos pierden su autenticidad y la credibilidad ante el pueblo al que han gobernado.
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