Las explicaciones y argumentos de cada una de las partes, además de formalistas y coherentes han sido reiterativas en algunos puntos, de tal forma que sobraba la mitad del tiempo empleado en justificar para unos y para otros la realidad, la triste realidad que supone un escenario en el que no existen mayorías absolutas para nadie haciéndose más necesario que nunca la emergencia de un nuevo partido político que ayude a la gobernabilidad. Por su parte UM se ha abstenido en la votación de la moción del PP que instaba al PSOE a plantear la cuestión de confianza, en este última caso la argumentación no ha sido tan contundente como la empleada tanto por el PP como por el PSOE, igual puede decirse del Bloc. En definitiva, las reglas del juego democrático son claras y no hay ningún mal que no se pueda solucionar en las urnas, para llegar hasta ese momento la ciudadanía tendrá que soportar casi un año y medio de despropósitos y enfrentamientos, y lo que es peor inmovilismo institucional. Males menores todos ellos comparados con tener que adelantar cambios de gobierno cuando estamos inmersos en la crisis más fuerte que han padecido las Islas Baleares y España en décadas.
Texto secundario
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