8/1/08

¿Por qué la llaman libertad...?

En este comienzo de año es inevitable tratar un asunto preocupante, generalizada su crisis a la mayoría del territorio nacional y que tiene que ver con el pequeño comercio, con la incertidumbre que se ha creado entre los comerciantes por la globalización y por la inminente invasión comercial de países que, hasta ahora, habían permanecido "dormidos", véase China. Mientras que en la mayoría de Comunidades Autónomas españolas el lunes siguiente al día de Reyes ha sido fiesta, en otras, las menos, era laboral. Un dato que parece no tener relevancia, consolidado por la impuesta desigualdad entre nacionalistas de pro (por Galicia y Cataluña), sucedáneos del nacionalismo (por las Baleares) y no nacionalistas (el resto de España); pero que nos afecta el cambio como ciudadanos, como viajeros, como conductores y consumidores y que, la mayoría de las veces, lo aceptamos resignadamente, sin más. El comercio minorista está a la baja, es un hecho, sólo se favorece a las grandes superfícies y al consumo de bajo precio y calidad relativa que le es inherente, pensado para las masas, mientras el trato personalizado agoniza, tanto en lo privado como en lo público. Ser suscriptor de una hipoteca es tan usual entre nosotros como serlo de las grandes superficies comerciales, es algo que se hace sin dar opinión, como cuando nos piden que adelantemos o retrasemos una hora las manillas de un reloj por la mejor productividad; pero que a ésto no le llamen libertad cuando quieren decir esclavitud económica, no tiene nada que ver con llegar a fin de mes, sino con vivir dignamente, con la calidad de vida. A día de hoy no es un problema adquirir bienes, el problema es mantenerlos, comer y, al mismo tiempo, pagar la luz, el teléfono, la gasolina y la calefacción cada mes, antaño servicios básicos que hoy son un lujo. Arrancamos el año viendo cómo los demás piensan y obran conforme a las elecciones generales, en el qué dirán el día de las urnas esa mayoría que puede cambiar las cosas de manera mucho más real que la que pretenden los políticos que la representan, la que lo soporta todo, hasta que diga ¡Basta!

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