Esta es la conclusión a la que puede llegar cualquier ciudadano a la vista del panorama político en las Islas Baleares. Las amenazas veladas de moción de censura contribuyen aún más a la inestabilidad, a la incerteza de la viabilidad del Gobierno elegido en 2007 hasta las próximas elecciones municipales y autónomicas en 2011. Ya no cabe exigir una oposición inteligente, porque evidentemente están en sus propias luchas internas; pero sí por lo menos responsable en el contexto de crisis económica sin precedentes que padecemos. Al mismo tiempo el Govern debe gobernar y no lamentarse y rentabilizar los casos de corrupción que les han sido legados en herencia. En definitiva, no se asumen los roles, ni la oposición cumple con su papel ni el Gobierno gobierna, sino que utiliza la corrupción para tapar su propia inoperancia. Así las cosas y ante la falta de respeto por lo poco que pueda haber que no esté corrupto y sobre todo ante la ciudadanía transcurrirá un año en el que como venimos diciendo, puede haber sorpresas si el electorado toma consciencia de esta situación y decide, por fin, ordenar las cosas donde corresponde en democracia, en las urnas. Evidentemente, una moción de censura que reponga a quienes han sido destituídos del Gobierno poco augura para el partido que tome esta decisión de poder por el poder, cuestión esta última a la que hay que añadir, por si faltara poco, que ni el Ajuntament de Palma ni el Consell Insular pueden adelantar las elecciones a la fecha prevista de 2011.
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