Ambos candidatos han logrado sus objetivos: Rubalcaba se dirigió a su electorado para salvar los muebles y Rajoy afianzó su distanciamiento electoral.
El reconocimiento honesto realizado por parte del Sr. Rubalcaba de que los problemas derivados de la burbuja inmobiliaria y la construcción se originan con el Partido Popular y que se deberían haber atajado antes por parte del Partido Socialista son claves para entender el reparto de responsabilidades en una mala gestión de los sucesivos gobiernos que nos han situado en esta grave situación de crisis económica interna y de paro obrero, añadida a la crisis internacional que nos afecta a todos.
Llamó la atención el nerviosismo de los candidatos por mantener una imagen a costa de agredir dialécticamente al contrario o pelear, como ahora gustan llamarle, a pesar de que esa manera de debatir deja mucho que desear y no aporta nada a la ciudadanía, además de que les pone en evidencia porque se muestran capaces de algo que en muchas ocasiones, internamente no sienten, no son naturales, lo que denosta la política de altura de miras.
Ninguno de los candidatos sacó a relucir el coste de la corrupción, un agujero por donde se pierde el dinero público, lo que le cuesta de verdad a la ciudadanía el comportamiento delictivo de algunos que aprovechan que nadie controla a quien nos vigila en un país libre, grande y democrático como el nuestro.
En definitiva, el debate fue de imagen para ellos, no de soluciones para los ciudadanos, lo puso en evidencia el deseo de Rubalcaba de solicitar más plazo a la Unión Europea para no se sabía qué o el brindis al sol de proponer hablar con el Banco Central, mientras Rajoy evidenciaba el desconocimiento supino de su propio programa electoral.
La síntesis del debate fue: déjeme Ud. hacer lo que me dé la gana a mí como Uds. lo han hecho antes, que ya gobernaré yo según crea en cada momento, es decir, sin rumbo sostenible.
La síntesis del debate fue: déjeme Ud. hacer lo que me dé la gana a mí como Uds. lo han hecho antes, que ya gobernaré yo según crea en cada momento, es decir, sin rumbo sostenible.
¿Dónde está entonces el camino hacia la recuperación, dónde está la senda del crecimiento o del desarrollo, que no es lo mismo? evidentemente con estos candidatos miles de españoles siguen insatisfechos, indignados, no es para menos al comprobar su falta de ideas y la concreción de explicaciones cercanas al pueblo, al que en ningún momento se dirigieron para otra cosa que no fuera para pedirle el voto.
No será de extrañar, como venimos anunciando desde el Proyecto Liberal Español -antes incluso de que comenzara la crisis- que estemos aproximándonos a momentos de convulsión cívica, a no entender esta falta de acercamiento a los problemas reales de la ciudadanía por parte de los políticos a quienes se les paga un sueldo público por servir al país, y no para servirse a sí mismos.
La imagen de Rubalcaba nadando y guardando la ropa en todo momento fue desoladora, ni siquiera tuvo la delicadeza de verse a sí mismo como ejemplo de esperanza para sus votantes, porque en todo momento trasladó la imagen de ser consciente de que estas elecciones están perdidas para la izquierda, de ahí que interrogara o entrevistara como un periodista más al Sr. Rajoy cediéndole la presidencia del país hasta que vengan mejor dadas, dejando en evidencia las mutuas vergüenzas de los partidos políticos que rigen a día de hoy de manera pendular el destino político y económico de España.
El debate electoral de ayer podría ser una ventana abierta a la regeneración, a la reestructuración de un país que como nunca es consciente de sus debilidades y fortalezas democráticas. Y lo que está claro es que esta reestructuración, la regeneración del sistema no vendrá de la mano de ninguno de los partidos políticos que actualmente están en el poder por el poder.
La imagen de Rubalcaba nadando y guardando la ropa en todo momento fue desoladora, ni siquiera tuvo la delicadeza de verse a sí mismo como ejemplo de esperanza para sus votantes, porque en todo momento trasladó la imagen de ser consciente de que estas elecciones están perdidas para la izquierda, de ahí que interrogara o entrevistara como un periodista más al Sr. Rajoy cediéndole la presidencia del país hasta que vengan mejor dadas, dejando en evidencia las mutuas vergüenzas de los partidos políticos que rigen a día de hoy de manera pendular el destino político y económico de España.
El debate electoral de ayer podría ser una ventana abierta a la regeneración, a la reestructuración de un país que como nunca es consciente de sus debilidades y fortalezas democráticas. Y lo que está claro es que esta reestructuración, la regeneración del sistema no vendrá de la mano de ninguno de los partidos políticos que actualmente están en el poder por el poder.
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