15/12/07

Las críticas a la oportunidad de las medidas de otros partidos son democráticas; pero las críticas al sistema deben venir acompañadas de alternativas.

Que nuestra democracia es imperfecta y que los partidos políticos mayoritarios la copan de forma bipartidista, a imitación de la estadounidense, no es una novedad. Ninguno de los que sentimos la política como un instrumento al servicio de los ciudadanos estaríamos interviniendo activamente en ella si no fuera porque consideramos que hace falta; pero cuando las críticas son personales o se entra en las disfunciones del sistema español es muy peligroso arremeter contra lo establecido si no hay una alternativa clara al respecto.
Las dificultades de los partidos que como el Proyecto Liberal empiezan su camino son evidentes e incluso necesarias, de lo contrario cualquiera con dinero conseguiría implantar sus propias ideas por descabelladas que puedan ser, algo que los ciudadanos han demostrado en nuestra democracia que no les pasa desapercibido y que castigan, tarde o temprano menos mal, con rigor en las urnas. Precisamente por ello hacemos un llamamiento a la prudencia y la sensatez. A tal efecto, si nuestras posibilidades son incipientes y aspiramos a consolidarnos estructuralmente como partido político no nos vamos a presentar a las próximas elecciones nacionales y luego decir que es culpa de terceros el no tener la financiación suficiente para acometer una campaña de la envergadura que suponen las elecciones estatales, como ha puesto de manifiesto UPyD. Por este motivo y mostrándonos afines a muchas de las propuestas de regeneración que propone UPyD, no compartimos por entero sus formas. Reconocemos que han hecho las cosas bien, que posiblemente obtengan representatividad institucional; pero la nuestra es una carrera de fondo en la que no podemos incurrir en este tipo de errores que desestabilizan nuestra sociedad ¿acaso la crítica a la falta de financiación bancaria se hubiera producido en igual medida si los bancos hubieran facilitado esta financiación? Está claro que no.
Nuestro liberalismo no es coyuntural, ni comparable a ninguno de los partidos políticos que lo utilizan como una mera etiqueta, deseamos formar parte de la estructura política española por nuestras ideas, porque históricamente el liberalismo ha servido para conformar ciudades, comercios, empresas y economías diversas, porque funciona en muchos países y nos hace falta aquí y ahora, simplemente porque lo que tenemos no funciona bien, el sistema chirría y los ciudadanos lo advierten a diario en las colas, en la sanidad, en la carestía de la vida, en su impotencia ante las injusticias y la prepotencia, en definitiva, en la falta de Libertad. Con esta sencillez argumental justificamos nuestra intervención en política, sabiendo que no será fácil porque la competencia es desleal, a sabiendas de que sólo nuestro esfuerzo y trabajo garantizará que este Proyecto salga adelante; pero no por ello privándonos de seguir aportando soluciones diversas a la ciudadanía, no limitándonos a pedir su confianza o su colaboración desinteresada cuando son, en democracia, los partidos políticos quienes deben proponer las medidas que solucionen los graves problemas que lastran nuestra Sociedad, entre ellos, indudablemente y completamente de acuerdo con UPyD en ésto, la falta de democracia en los medios informativos que ceden a presiones y se alejan del interés general adentrándose en el puro negocio mercantil, cuando la creación de un partido político o su mera existencia, por ejemplo, forman parte de ese interés informativo para todos los ciudadanos, quienes deben conocer para después poder elegir. En este sentido la campaña política para las próximas elecciones generales de Marzo de 2008 a la que asistimos, además de desleal -porque las propuestas de unos se utilizan por otros, desvirtuando la legitimidad del discurso político e ideológico- está únicamente concebida para ganar las elecciones, obtener votos y poder gobernar; pero no para resolver los problemas. Y esto es así porque lo que se promete no se cumple, bien porque es imposible o bien porque quedará diluido causando ese efecto de fascinación en el electorado que todavía sucumbe, en gran parte, a estas propuestas dirigidas a ilusos. El PSOE ha prometido dos millones de puestos de trabajo -no le basta la amarga experiencia de Felipe González cuando prometió 800.000 y no pudo cumplir- y el PP, por su parte, promete una subida de 150 euros para las pensiones de jubilación y viudedad, también muy loable; pero al tiempo suprime hacer la declaración para las rentas más bajas, es decir, que sobrecarga los impuestos indirectos dirigidos a gravar el consumo de la clase media trabajadora, a las familias, a quienes sostienen el sistema al final. También los bancos dependen del ahorro de estas familias que ven disminuir su capacidad adquisitiva con la subida de las hipotecas, congelarse los salarios y subir la carestía de la vida. La clase política debería cumplir si quiere que la ciudadanía responda y quienes no cumplen sus programas electorales deben rendir cuenta de ello - planificando su gestión- antes de que finalice la legislatura, de lo contrario se pretende alcanzar el gobierno sin intención de conseguir el resultado prometido y, lo que es más importante, su impacto adecuado en la Sociedad, en ésto intervienen luego otros factores que tienen que ver con la propia trayectoria del político que deja un legado a quien le sucede cada vez más complicado y comprometido, a la baja la credibilidad y el interés del ciudadano en la política por ello, aumentando como está cada vez más la abstención, un termómetro que nos indica que el sistema político español está enfermo. http://www.abc.es/hemeroteca/historico-15-12-2007/abc/Opinion/upyd-en-precario_1641481561093.html

A modo de ejemplo y para que no quede en mera teoría lo que decimos, esta misma semana una señora de más de 80 años sin familiares me llamó por teléfono como político y me ha explicado que estuvo durante cuarenta y ocho horas sin comer y sin beber, perdida entre dos hospitales, pasó una noche entera después de sufrir un infarto de corazón en un box del Hospital Son Dureta, en Palma de Mallorca. Allí estuvo después de ser reanimada durante toda una noche en una esquina, resguardada por la única cortina que aún colgaba en ese box, viendo cómo se la confundía como si fuera integrante de un grupo de cinco personas que estaban recibiendo allí un tratamiento de desintoxicación con metadona. Cuando esta anciana le pidió un vaso de agua a la señora de la limpieza del hospital, a las cuatro de la mañana, se le contestó por los enfermeros que habían sido requeridos "que se le daría el agua junto con los demás cuando llegue la hora"... ¿A qué estamos jugando? Nos equivocamos si se oculta esta realidad, porque conocerla es la única manera de que los partidos políticos reaccionen en consecuencia, con responsabilidad. Esta señora me ha pedido finalmente que no le dé más importancia, algo que suelen hacer muchos españoles ante las injusticias; pero que si alguna vez puedo cambiar ésto que por favor no me olvide de las prioridades, de qué es lo primero.

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