Hemos pasado del primer millón de turistas a once anuales.
¿Qué queremos turismo masificado o calidad?
Evidentemente, la apuesta es por la calidad, de lo contrario se
necesitaría aún el doble de turistas para satisfacer a todos los que viven del
turismo.
Desde el momento en que se opta por la calidad y no por la
masificación ya tenemos una primera apuesta pública, de todos, sobre qué tipo
de turismo queremos y los palmesanos lo tenemos claro, queremos turismo de
calidad.
Pero no nos engañemos, un Ayuntamiento no está para hacer barras
de pan. No está para decirle al hotelero o al restaurador cómo tiene que hacer
su política privada de mercado. Las Instituciones públicas deben servir a una
configuración y a una integración del negocio turístico y la ciudadanía.
No sirve, como sucede en países latinoamericanos, adecentar
algunos kilómetros de costa y dejar que los ciudadanos vivan en barrios
suburbanos, como ha sucedido con Son Gotleu, la Soledad, el Vivero. Mallorca no
hace ni 100 kms. De costa a costa. Está claro que si optamos por un turismo de
calidad es toda la Isla la que debe volcarse en él, incluidas las barriadas de
Palma. Ahí sí que hay un papel público importante a desarrollar, más que opinar
y decirle al empresario turístico lo que tiene que hacer.
Si los políticos de Cort tienen que determinar el perfil de
turismo que nos visita es empezar la casa por el tejado. Entre otras cosas,
porque tal y como visan las entidades empresariales es precisamente este perfil
el más difícil de manejar porque tiene cierta disposición económica que le
permite hacer lo que quiere cuando está en las Islas.
Por lo tanto, que estos debates se produzcan en el seno del Ayuntamiento
lo único que evidencian es que los hoteleros y restauradores no se organizan
convenientemente cuando siguen necesitando la tutela del gobierno para que sus
negocios sean más prósperos todavía.
Si no rompemos esta cadena habrá un servilismo del turismo a la
política y de la política al turismo subvencionado. Cómo queremos romper así la
estacionalidad, o cómo vamos a hacer proyectos de mejora de la planta hotelera
si lo único que se pretende son beneficios netos sin responsabilidades en la
configuración del entorno, en la distribución de las áreas de servicios
turísticos.
Desde que se pensó en los años 60 en primera, segunda y tercera
línea de playa para obtener el máximo rendimiento de un millón de turistas a
los once que nos visitan ahora igual lo que nos tenemos que plantear es una
distribución más equitativa del territorio respecto del turismo, pues deben ser
todas las Islas las que muestren un crecimiento sostenible, pensado para gustar
al turista y para darle calidad de vida al mismo tiempo al ciudadano.
Evidentemente, la apuesta por un turista de perfil senior o de
calidad es importante que se haga; pero desde luego para atraer a ese perfil
concreto no estamos preparados a día de hoy.
Piensen cuando hace unos años, en Cala Mayor sin ir más lejos,
el hotel menos preparado tenía hasta siete personas que se hacían cargo del
servicio de una mesa, de cuando un trabajador de la hostelería podía cruzar la
acera y elegir el hotel o el restaurante en el que quería trabajar.
Y qué tenemos hoy, congelados, precios abusivos, plantillas
recortadas, invasión de aceras y en general un contrasentido con la atención al
turista necesaria si queremos que vuelva el año que viene.
Estos años de fomento del turismo en Baleares nos han situado en
primera línea, en pioneros en la explotación de un negocio que nos da de comer,
piénsenlo y no sigan haciendo más experimentos singulares. Si la apuesta está
hecha cómo es que no nos ponemos a trabajar en serio por el futuro de estas
Islas Baleares que es indudable, pasa y pasará por el turismo de calidad.
Si en tiempos de crisis este motor no ha fallado y es el que nos
puede sacar de la crisis, a diferencia de lo que ha pasado con la construcción,
Uds. y el sector ya saben de su fuerza, una fuerza que nos debe servir a todos
desde lo público, pero sin intervenir en políticas que, al final, no
distribuyen los beneficios ni esas ganancias entre todos. Un claro ejemplo de
lo que decimos lo hemos puesto de manifiesto hace un momento al hablar de los
presupuestos generales el Estado que no devuelven al palmesano nada comparado
con lo que se ingresa.
Hay mucho por hacer en cuanto levantamos la vista para proteger
a los ciudadanos de los intereses privados que no les tienen en cuenta, cuando
por la globalización y los efectos del turismo cultural y las comunicaciones
quizá no nos hemos dado cuenta de que es todo el Municipio de Palma, toda
Mallorca y todas las Islas Baleares las que deberían servir a esta idea de
progreso y sostenibilidad al servicio de los mallorquines y a favor del turismo
como motor para la economía de todos.
Muchas gracias.
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