Gobernar no es encubrir las acciones del socio de gobierno, ni aprovechar el ascendente mediático para transmitir ideas que sólo comparten una minoría radical en nuestro país. Tampoco es repartir lo que hay, sino prevenir para que haya. La confusión tiene muchas otras causas, también la oposición se encuentra en un momento en el que todo vale, da igual con quien juntarse, la cuestión es sumar votos en los plenos de los ayuntamientos contra las medidas del adversario, sean o no congruentes, ayuden o no a nuestra sociedad mañana, lo importante, al parecer, es demostrar que se consigue terreno en un año electoral de los más duros que se recuerdan, aunque no lo parezca. Es cierto, como dice Savater, que no se trata de reñir a los nacionalistas por tener tal condición; pero bien es sabido que a río revuelto, ganancia de pescadores y así es, hasta el punto de que se echa de menos una mayor convicción política en todo lo que se dice y en lo que se hace y con quién se hace. Está muy claro lo que significa, en términos políticos, la emergencia de "Unión, progreso y democracia", un partido que se define -confusamente éso sí- ni de derechas ni de izquierdas.
A medida que vayamos profundizando en nuestra ideología liberal, dando a conocer nuestros actos de partido como Proyecto Liberal se observará cuál es nuestra verdadera aspiración, lo que significa decir que hace falta una tercera vía liberal, una alternativa política contundente y bien construida que perfeccione nuestra democracia. Todo el trabajo nos queda por delante para conseguirlo, para aportar sentido común a tanta confusión.
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