8/11/08

Los giros de Unió Mallorquina hacia el Liberalismo sólo se producen por el temor a que un partido como el nuestro ocupe su espacio político.

Semper renascens.

Se anuncia de manera intermitente en prensa que U.M. pretende un giro político hacia el Liberalismo. Nada sorprendente, pues la evolución de nuestro partido ocupa de forma natural el espacio liberal y provoca la reacción consecuente. Este espacio está completamente desierto en las Islas Baleares y en buena parte de España.
No nos sorprenden estos anuncios; pero hay que decirle a los dirigentes de U.M. que llegan tarde, tuvieron su oportunidad al principio de su existencia de hacer lo que ahora pregonan y, sin embargo, optaron por el nacionalismo. Y no por cualquier nacionalismo, sino por el Nacionalismo Catalanista en Baleares. Cada cual aguante su vela, porque la regeneración es tan necesaria en Baleares que lejos de que las expectativas nacionalistas aumenten, en general, el azucarillo en el café empieza a disolverse.
Estos anuncios vienen ahora desde una posición bastante debilitada al haber pasado esta formación al Grupo Mixto y pendiente como está su futuro de la negociación con los partidos mayoritarios, tanto PSOE como PP, ambos con experiencia de Gobierno conjunta con U.M. y que de reeditar sus acuerdos lo harían por una mera continuidad en el poder con quien ha venido siendo bisagra hasta ahora. La paradoja vendría en las próximas elecciones al ser posible que, tal y como está el descontento electorado, ninguno de los partidos mayoritarios alcanzara suficiente capacidad de gobierno ni siquiera juntándose con U.M.
Por lo que respecta a la supuesta preponderancia que dedicarán al turismo en Baleares, el Sr. Nadal como Presidente de U.M. y reciente Conseller de Turismo debería explicar por qué no ha dedicado ni un solo euro de los presupuestos de la Comunidad acabados de aprobar a la Playa de Palma, un lugar emblemático para el turismo que necesita una profunda reforma hotelera y que no puede estar sólo a expensas de la futura inversión estatal que nunca llega y que ahora se ha aplazado de nuevo por la crisis que atraviesan las arcas del Estado.
¡Que el blasón liberal ni lo toquen!

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